En un rincón del Madrid medieval aun guardando su rancio abolengo, frente al excelso Palacio Real, hay un mesón donde vengo a comer un jamón sin igual. “La Mi Venta” se llama y prevengo a quien quiera su encanto apreciar de la inmensa amistad que reparte a raudales su dueño y pruebe ese sabor especial del jamón que cuelga en su techo. Se muy bien cual será su deseo buscar la ocasión para regresar.